Recuerdo muy bien a un niño de tercero de primaria, tenía cerca de 8 años y académicamente hablando, no era nada bueno. Por su piel morena y su baja estatura, los demás niños se la vivían molestándolo. No tenía la mejor autoestima y bueno, para no hacerte el cuento largo, ese niño era yo. Mis papás trabajaban, era difícil que estuvieran al tanto de la situación y no ayudaba mucho todo me lo callara. Me gustaba creer que algún día me picaría una araña radioactiva que me hiciera especial como en las caricaturas que me gustaba ver. Hasta que comencé mi carrera deportiva y entonces todo cambió...
Podría empezar esta nota ofreciéndote cifras del bullying en México, de la tasa de suicidio en jóvenes o de cómo el acoso escolar ha ido evolucionando hasta poder hacerlo a distancia y a un nivel mucho más profundo por medio de redes sociales. Pero es un tema tan vigente, que no requiere introducción. Sabemos que es delicado, mina la confianza, la autoestima y pone en riesgo la vida de niños y jóvenes. En vez de eso, continuaré con mi historia para hacerte ver, a ti que eres papá, la importancia de que tu hijo sea un deportista de alto rendimiento.
Una tarde de octubre de 1998, mi mamá había pedido el día en la oficina para acompañarme a un Halloween al cual había sido invitado. No duré mucho en la fiesta. Al llegar, muchos de mis compañeros del salón coreaban “chocolatito” o “negrito” y se reían de mí. Al ver que las madres de los demás niños no hacían nada, mi mamá me tomó de la mano y salió de ahí con un “niño lobo” llorón. Hasta ese momento y gracias a que platicamos camino a casa, mi mamá estaba descubriendo la realidad a la que me enfrentaba todos los días en la escuela.
Para entonces también me mudaría de casa. Mis padres habían encontrado un departamento al lado de un deportivo y se les hizo buena idea inscribirnos a toda la familia, sin saber que esa decisión marcaría mi vida.
Pronto inicié clases de natación. Al parecer, había descubierto algo en lo que era bueno. A los 6 meses ya entrenaba con el equipo representativo y estaba en vísperas de asistir a mi primer estatal. Con 9 años cumplidos, me inscribieron en la sede de la competencia que sería la Alberca Olímpica Francisco Márquez.
Ese día, había llegado temprano. Mientras calentaba, mis papás compraban el programa de la competencia donde aparecía la información sobre la prueba, la hora, el hit y el carril en el que competiría.
Después de una hora, escuché que me nombraban. La prueba era 50 metros libres. Al parecer mi entrenador apostaba a que destacaría siendo velocista. Me formé y salí con gogles y gorra en mano hacia mi carril. Me los coloqué y trepé al banco de salida. Después de haberme colocado en posición para el clavado, escuché la señal de salida y nadé con todas mis fuerzas. Cuando toqué la pared al otro lado, todos parecían muy felices con lo que acababa de ocurrir. Aunque faltaban dos hits después del mío, mi tiempo había sido excelente. Al finalizar la prueba, mi entrenador se acercó y me dijo que había obtenido plata en mi primera competencia. Estaba emocionado. Era la primera vez que ganaba por ser bueno en algo.
A partir de ese momento, mis papás no me dejaron faltar a ningún entrenamiento. Me sentía orgulloso de lo que estaba logrando y tenía mucha más confianza en mí mismo. Sorprendentemente mis calificaciones subieron. La fórmula era sencilla, si era bueno porque le dedicaba tiempo a una actividad, podría hacer lo mismo con cualquier otra. Y aunque las burlas y los chistes nunca pararon en la escuela por ser moreno, cada vez me importaba menos.
Durante los siguientes años dedicaba mis tardes a entrenar. Nadaba tres horas diarias de lunes a viernes y nuevos resultados no tardaron en aparecer. Competía a nivel nacional e internacional. Por supuesto que al principio no era fácil. Recuerdo que mi mamá tenía que extraerme de la cama para entrenar los sábados a las 8 de la mañana, pero en el fondo entendía el porqué tenía que hacerlo.
Después de entrenar natación por 7 años, descubrí el mundo de la esgrima. Un deporte increíble que de haberlo conocido antes, seguramente jamás habría entrado a nadar. Y así, como lo había hecho antes con otras actividades, seguía siendo la misma fórmula: dedícale tiempo aquello en lo que quieras ser bueno, plantea objetivos y sé constante.
Subí al podio en distintos campeonatos nacionales. En 2011 fui seleccionado nacional para competir en el Campeonato Centroamericano y del Caribe en San Juan, Puerto Rico donde obtuve un bronce individual y plata por equipos. En el mismo año gané plata en la Universiada Nacional, mientras estudiaba becado en el Tec de Monterrey por ser parte de la Selección Nacional. Espero que no se mal entienda. El que esté mencionando esto no es por presunción, sino quiero hacerte entender a ti papá que estás preocupado por el futuro de tu hijo, que mientras él o ella sepa que es bueno/a en alguna actividad, el bullying jamás podrá tocarlo/a y no hará falta que le pique una araña radioactiva para que le de poderes.
Este es un llamado urgente a todos los papás preocupados por el tema de bullying en las escuelas.
Nosotros ofrecemos un espacio seguro, donde exigimos disciplina y constancia, pero con formación humana, para que nuestro atleta se de cuenta del potencial que tiene de lograr todo lo que se proponga. Estoy consciente que es muy difícil vivir de ser deportista (más si no es en fútbol), pero nuestro objetivo es preparar a los jóvenes para el mundo a través de la esgrima. La cual además de ser un deporte olímpico, formará un carácter a prueba de balas.
Nuestro equipo de alto rendimiento entrena de lunes a viernes de 17:00 a 21:00 hrs. Para conocer un poco más sobre nuestro entrenamiento, te invito a entrar a este enlace. Estamos ubicados en Av. Cuauhtémoc #167, colonia Roma Norte. Del Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Puedes seguirnos en:
Recuerda que puedes programar tu clase muestra y de inscribirte el mismo día, tu clase muestra no se cobra. Para programarla envíanos un mensaje de whatsapp al 55-8534-22-22 con asunto “Clase muestra” y te estaremos respondiendo en un plazo no mayor a 24 horas para programar tu entrenamiento. ¡Esperamos conocerte pronto!
Comments