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Episodio No. 1: ¿Por qué debemos de desarrollar niños y jóvenes de alto rendimiento?


Alex Urbán | Podcaster en Olímpico Podcast

¡Mi misión es inspirarte para romper tus límites!


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¿Por qué es importante tener una disciplina extraescolar? ¿Por qué deberían niños y jóvenes entrenar para competir? Hoy quiero hablarte de lo importante que es encontrar una actividad que cumpla con dos requisitos: El primero es que esta actividad represente un reto para quien la practique y el segundo es que sea apasionante.



Quiero comenzar a abordar este tema contándote porqué es tan importante para mí todo esto. Hay dos grandes diferencias entre hacer ejercicio y especializarte en una disciplina deportiva. Para aclarar esto permíteme contarte una historia que nada tiene que ver con el deporte, pero me sirve para poner mis cartas sobre la mesa.


Esta es la historia de Carlos que quería poner un negocio para hacer mucho dinero. Él siempre había soñado con la fama y la fortuna. Todas las mañanas imaginaba cómo sería tener una vida de millonario, viajar por el mundo sin ataduras y por fin dedicarse a coleccionar autos clásicos como había querido durante la adolescencia. Un día leyó que las estéticas a domicilio para perros eran una excelente idea para emprender pues eran bien pagadas y no representaban mucha inversión.


Él no era el más entusiasta de los animales, de hecho ni le gustaban, pero si ahí estaba el dinero, debería de actuar rápido para ser de los primeros antes de que todo mundo se enterara de que era tan buen negocio. Así que con sus ahorros, se hizo de una camioneta de segunda mano que adaptó para convertirla en una estética móvil y se lanzó por sus primeros clientes. El inicio no fue nada bueno, mordidas por aquí, rasguños por allá. Clientes inconformes con el servicio y lo peor era que Carlos durante el primer mes no había recuperado ni la décima parte de lo que había invertido. Para no hacerte esta historia inventada tan larga, quiero adelantarte que al término del segundo mes, Carlos se desmotivó, vendió su camioneta y se la vendió a Andrea a quien le encantaban los perros y su mayor sueño era tener que trabajar con animales. "Es una excelente oportunidad", le dijo él a ella para cerrar la venta rápido.


Pasaron dos años. Un día Carlos iba saliendo para su trabajo, cuando afuera del edificio donde vivía se encontró a Andrea. Llevaba una playera con el logo de su ahora empresa. La camioneta no era la misma, parecía que la acaba sacar de la agencia y ella irradiaba felicidad.

"¡Carlos tenías razón! ¡Fue una excelente oportunidad como me lo dijiste! ¡Todo va de maravilla!". "¿Cómo? ¿Ya recuperaste el dinero de la camioneta que te vendí?" le preguntó. "¡Pues claro! Y ya tengo 3 camionetas más. Eso sí, no ha sido fácil, los primeros dos meses tuve que soportar clientes inconformes, rasguños y hasta mordidas, pero todo eso me ayudó a aprender cómo hacerlo mejor, ¡y ahora veme!" Ambos se despidieron y continuaron con su día, pero Carlos estuvo pensando todo la semana en qué había hecho mal.


¿Te has dado cuenta que a principios de año los gimnasios están llenísimos y que conforme pasa el tiempo su población va disminuyendo? Para diciembre están prácticamente vacíos. ¿Por qué crees que pasa esto? ¡Yo te voy a decir la respuesta! En enero el gimnasio está lleno de Carlos, puros Carlos. Carlos por aquí y Carlos por allá. Tratando de querer resultados fáciles y rápidos. ¡Claro! Cuando se ven al espejo a la tercer semana y no ven grandes resultados, la motivación disminuye. Poco a poco regresan a los mismos hábitos y se olvidan de su meta porque les pareció que el sacrificio era muy grande a comparación de los beneficios.


Te aseguro que un atleta olímpico no realiza ejercicio para tener el cuerpo perfecto. Créeme que esa es la última de sus preocupaciones. Él o ella son conscientes de que no es posible rendir en su disciplina haciendo una vida ordinaria. Saben que para ser más rápidos, ágiles y fuertes, deben de entrenar 4 horas diarias y por consiguiente tienen el cuerpo que todos los Carlos quisieran. Pero no es para presumir músculos, va mucho más allá. Ellos entrenan para demostrarse que pueden romper sus límites una y otra vez. Compiten contra otros deportistas que buscan lo mismo y en el mejor de los casos ganan, pero si no, entonces vuelven al entrenamiento a fortalecerse, tanto física como psicológicamente.


Voy a enlistarte 4 beneficios de porqué considero que es importante ser atleta de alto rendimiento y encontrar un deporte que te apasione.


1. El deporte fortalece el autoestima y la seguridad.


Los logros hacen sentir bien a cualquier ser humano y descubrir un talento que no sabías que tenías, sí o sí, fortalece tu seguridad y autoestima. Y esas dos herramientas son indispensables para formar a alguien ganador. Todo está en encontrar una correcta motivación.


Los padres tienen un poder enorme en el futuro de sus hijos. Pero lo que veo en esta nueva generación de papás (no en todos, quiero aclarar), es que prefieren evitar el conflicto con sus hijos y tenerlos donde se sientan cómodos. A ustedes les digo, el primer paso para cumplir cualquier objetivo, es salir de la zona de confort.


Es imposible tener buenos resultados con pocas horas de entrenamiento a la semana. Si quieres que tu hijo aprenda a tocar violín, o sea pintor, programador o esgrimista, trata de que sea el mejor en lo que más le apasione. Si decides hacer algo, hazlo con todo el corazón, enfócate y sé el mejor. De lo contrario estaremos formando un individuo bueno... a medias en 5 actividades. Malcolm Gladwell en su libro Outliers menciona que son necesarias 10,000 horas de práctica o entrenamiento para volverte un experto en cualquier campo. La constancia y el enfoque es crucial.

2. El deporte te crea un sentido de autoresponsabilidad.

Y aquí quiero comenzar haciendo un paréntesis para tocar un tema sumamente importante. Quizá algunos de ustedes no estarán de acuerdo conmigo, pero como ya lo dije, es mejor que les ponga esta idea en la cabeza y lo mediten, a quedarse con las mismas ideas de siempre. Y es que... las calificaciones no son importantes. ¡Boom! Ya se armó el caos.


A ver, no es que no sean importantes, pero lo delicado es que sea el único indicador de algunos papás para concluir si tienen a un buen hijo o no. Lo verdaderamente importante es el conocimiento, el aprendizaje y lo que hagamos con ambos. Se los digo siendo también profesor en una de las mejores universidades del país. Pero quiero que sepan que es mejor un 8 de un niño o niña que esté entrenando diario a un 10 de un niño que termina su tarea y se la pasa viendo canales en Youtube de influencers con nulo contenido formativo toda la tarde.

Los deportistas entrenan para superarse. Saben que si dejan de hacerlo perderán condición y muy probablemente les irá mal en competencia. Siendo entrenador, me doy cuenta de que aquellos deportistas cuyos papás están más involucrados, es decir me preguntan sobre sus hijos son quienes tienen mejores resultados.

Los entrenadores no hacemos magia. Los niños que están en el podio nacional, son buenos por la disciplina y constancia que ejercen al entrenar diario. Y si se quiere ser medallista, entonces hay que salir de la zona de confort y entrenar mejor que ellos. Hay que enfatizar que las medallas se ganan en el entrenamiento.


La palabra responsabilidad viene del vocablo respondere, que se refiere a responder sobre nuestras decisiones y de aceptar sus consecuencias. Si entrenaste y lo diste todo durante meses tienes más probabilidades de tener buenos resultados. Byan Tracy dice que "Tanto el éxito como el fracaso no son accidentes, de hecho ambos son predecibles." Imagínate el niño o niña que se forma si logra entender esto. Libre de pretextos y con un espíritu de acero. Esto es de pensarse, ¿no?

3. El deporte te hace resiliente.


Me pasa muy seguido que los niños que a penas se están iniciando en el deporte, se sientan tristes o que se enojen cuando pierden en el entrenamiento. Me ha tocado papás que se acercan a mí y me dicen que mejor van a sacar al niño porque siempre lo ven perder y que no quieren que se sienta mal. Siempre les contesto que esto es parte del entrenamiento. No el perder, sino el ejercicio metacognitivo de reflexión sobre aquello que estén haciendo mal para que pueda ser mejorado. Este aprendizaje es crucial para la formación no sólo de un atleta, sino también personal.


A nadie le gusta ver a su hijo triste o enojado por perder. Y si la solución no es enojarse con él por haber perdido, tampoco es suavizar el golpe. Frases como "Pues él lleva más tiempo que tú en esto" o "Se ve que el juez tenía preferencia" o "Ese niño o niña no ha de ser de tu categoría, seguro lo metieron de cachirul". Hay tantas frases... Hacer esto también está mal, porque estamos enseñando que cada vez que le vaya mal, justifique el resultado con un factor externo. En vez de eso, es mejor preguntar "¿Qué crees que te haya salido mal?" Y fomentar la reflexión. Ni juzgar, ni consentir.

Este es el primer paso a se resiliente, para quien no esté familiarizado con esta palabra, la resiliencia es la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Es levantarse tras caer, desempolvarse y volver al juego. Las personas resilientes jamás fracasan. Leíste bien. Jamás. Por saben que si las cosas no salieron como esperaban es porque hay una mejor forma de hacerlo y buscan nuevas maneras de intentarlo.


Retomando las veces que veo a niños y papás molestarse por haber perdido, me acerco a ellos y les cuento que todos los que ahora son atletas olímpicos han perdido más veces de las que pueden recordar. Pero hay que aprender a levantarse, sin autojuzgarse y ver hacia adelante. "¿Qué me faltó?" "¿Cómo puedo mejorar mi último resultado?" ¡Esas son preguntas clave!


Sabemos que hay veces que las cosas no saldrán como esperamos, pero debemos de enseñar a nuestros jóvenes que si esto pasa, hay que cuestionar el método, aprender y volver a intentar con acciones distintas. Esto es algo muy poderoso que te enseña el deporte.


4. El deporte te vuelve proactivo y feliz.


Todos queremos que niños estén realizando una disciplina que les guste, pero siempre hay que saber las razones de fondo por las cuales los niños quieran renunciar a alguna actividad. Hay veces en las que a los niños les gusta mucho un deporte, pero al ver la exigencia del entrenamiento huyen a refugiarse en sus padres y les piden que los saquen. El resultado es que los niños vayan de una actividad a otra y que antes de ponerse a prueba, desistan cuando todo se torna un poco más difícil. Hay que tener mucho cuidado con el mensaje que enviamos, recuerden que los niños están en formación.


Esto es un trabajo en equipo. Imagínense que somos escultores y delante de nosotros tenemos un gran bloque de mármol. Los padres están de un lado del bloque y del otro nosotros como entrenadores. Nuestro objetivo es hacer una obra de arte, pero debemos hacerlo en conjunto, hay que trabajar por todos los lados del bloque. Al final lo que queremos es desarrollar un ser humano exitoso y feliz.

Si los jóvenes entienden el porqué de todo lo que los rodea, y si hay lógica en lo que estamos comunicando, entonces será más fácil el que nos vean como sus guías. Recordemos que el papel del entrenador no es de ser un sustituto del padre, sino un facilitador de herramientas técnicas, psicológicas y metodológicas para alcanzar un desarrollo personal a través del deporte.


La formación académica es importante, pero me atrevería a decir que tener una trayectoria deportiva es igual de relevante para el ser humano. Al igual que las matemáticas, la química, la historia o la geografía, el deporte desarrolla capacidades específicas en los atletas. Capacidades como liderazgo, trabajo en equipo, aprender automotivarse, ser tenaz, y aprender a ser visionario, por mencionar algunas, van siendo herramientas si es que puedo llamarlas así. Que construyen carácter, que se aplican en todos los ámbitos. Laborales, familiares, sociales y personales. Si podemos crear esta triada entre el atleta, el padre y el entrenador, entonces desarrollaremos personas proactivas. Jóvenes que sean capaces de trazar un camino hacia su objetivo y que emprendan acciones para alcanzar sus metas, todo esto de la mano de una sana motivación y apoyo emocional.



Ser un deportista de alto rendimiento no es fácil, pero trae grandes beneficios a largo plazo. Y quiero ser muy claro, no son las medallas, ni los viajes o los reconocimientos. Es todo aquello que necesitamos desarrollar para alcanzar nuestras metas. El deportista de alto rendimiento se le llama así porque tiene que rendir más que el promedio. Debe cumplir con su parte académica y dar un extra. Busca siempre una mejor versión de sí mismo y lo disfruta al hacerlo. Es feliz porque hace lo que le gusta. Y vuelvo a citar a Ken Robinson quien además de ser un excelente conferencista, tiene un libro que me cambió la vida. Se llama "El Elemento" y trata sobre cómo las personas deben encontrar aquello que les apasione y en lo cual sean buenas. Todos debemos de encontrar nuestro elemento.


Si te gustó esta nota te invito a compartirla, de igual forma me gustaría conocer lo que piensas en la sección de comentarios (recuerda que debes estar registrado, ¡es muy fácil y rápido!). Por último, puedes adquirir tu copia de "El Elemento" de Ken Robinson en el en enlace de abajo. Te recomiendo muchísimo esta edición del libro y por supuesto el libro en sí. Para mí fue una gran fuente de inspiración. ¡Hasta la próxima! Y recuerda... ¡Rompe tus límites!


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